. La instalación “Autorretrato urbano” consta de varias partes, una de ellas fué pegar en las calles a manera de graffitis 99 rostros  de arcilla y papel que conviven y dialogan con la ciudad. Esta acción es aproximada a las psicogeografías situacionistas; los rostros dispuestos en las calles son puntos que dibujan el auto retrato del artista sobre el mapa de la ciudad y  relatan en un doble flujo: el impacto de la ciudad en los transeúntes y la huella de los transeúntes en la ciudad.

Por último, instalar dentro del patio del Museo Zacatecano la documentación de las acciones emprendidas en el espacio público y algunos de estos “esculpitis”, y situar al museo como un punto de las derivas del autor.

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Fernando, a través de diferentes estrategias desplegadas en la calle, modifica su entorno con acciones que no solo desvían su transitar en la ciudad, sino que viran las miradas de los transeúntes, invitados a observar en otra dirección.

Las acciones realizadas en el proyecto “Autorretrato urbano” develan en su práctica el interés por la ciudad como campo de experimentación en donde ha provocado “situaciones” al romper con la normalidad del espacio. Trabaja en el intersticio,  puesto que en los vértices de los edificios aparecen los rostros furtivos de los no representados. Sus gestos irónicos dialogan con los monumentos y lugares icónicos de Zacatecas, proponen un encuentro intermitente puesto que los materiales con los que están hechos son endebles y en su naturaleza está la fugacidad.
(Citlali Córdova Rojas)

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.“La ciudad no cuenta su pasado, lo contiene como las líneas de una mano, escrito en las esquinas de las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasamanos de las escaleras, en las antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su vez por arañazos, muescas, incisiones, comas”

(Italo Calvino).